Un directivo de Boca, cuando Argentina jugó con Brasil, se acercó al palco del estadio Mineirao, le entregó su tarjeta personal a Ronaldinho y le dijo que se comunicará con él cuando tuviese ganas de jugar en el club. Al regresar a Buenos Aires, el dirigente recibió un llamado de alguien cercano al futbolista, que levantó el teléfono para saber si había un interés concreto.
Pese al primer acercamiento, parece difícil que un futbolista de la talla de Ronaldinho pueda ponerse la camiseta azul y oro: gana millones de euros por año y maneja varias ofertas importantes de Europa, como las del Chelsea y Milan. Sin lugar en el Barcelona, donde el técnico Josep Guardiola ya avisó que no lo tendrá en cuenta, el brasileño deberá decidir en los próximos días en qué club seguirá su carrera.
Fuente: TyC Sports
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